domingo, 22 de agosto de 2010

martes, 17 de agosto de 2010

Contigo



Me has enseñado que estar contigo es lo que más me gusta, y eso es suficiente
Es lindo ver que lo que construiste da sombra

lunes, 16 de agosto de 2010

Quinta Normal

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Me bajé del colectivo a las tres en punto, 
me sudaba la frente y las axilas, 
pero aún así quería encontrarme con el Juan.
Caminé por la gran entrada que daba de lleno a la laguna, 
el sol picaba como lo hacía en el mes de enero.
Pocos eran los que a esa hora paseaban. 
El Juan no se divisaba por ninguna parte 
y yo seguía sudando.
Con una Coca helada en la mano 
que estiró hacia mi, 
pude mirar sus ojos 
y terminar de derretirme.
Ahí sobre el pasto caliente nos besamos 
hasta el atardecer.
El Juan nunca apareció.




Fotografía de la autora

Estación Neptuno

Las noticias le anunciaron lluvias por la tarde y así marchó a su trabajo como cada mañana, de malhumor y soñolienta. Saludó con desgano y trabajó sus ocho horas.
Se empaquetó su abrigo gris y enfiló a la estación de metro. La apretaron, la estrujaron y el cansancio la sostuvo.
Emergió de la estación Neptuno y las primeras gotas le salpicaron la cara.
El olor a tierra húmeda le recordó a su padre y su mano en la suya, las próximas gotas se mezclaron con las lágrimas.

Rumor



Un rumor ronda la ciudad desde La Moneda hasta la esquina de Apoquindo con Tomás Moro.
Que once hombres con camiseta roja corren por el prado de un estadio en otro continente.
Los conduce un argentino. Hombre interesante, que tiene una mezcla fatal para las mujeres, esa combinación de guapo y misterioso que lo transforma en  una buena persona, palabras de la ex presidenta.
La ciudad grita consignas desde el norte al sur y los pacos corren tras del que tenga cara de maleante.
Otro rumor que como una ola resuena… es que ¡Se juega un mundial!

La esquina contraria



En Holanda con Providencia tengo mi oficina. Cada noche hago mi trabajo y mis clientes son los habitué. Me preparó con esmero. Compró mi ropa de ocasión. Mi pelo rubio y mis ojos verdes son inconfundibles bajo el foco de Chilectra.
Soy complaciente a los requerimientos de cada uno de ellos. Los regateos son frecuentes aunque siempre triunfan mis tarifas.
Arremango mi minifalda y me entrego a sus apetitos.
Cancelan, me calan y se despiden.
Al bajar en la estación de Pajaritos recibo un abrazo y una voz dulce me dice ¡Hola papá!

Hora 3:34am


 Hora  3:34am


Corrí y corrí desde  Plaza Italia entre vidrios y pedazos de cemento que amenazaban en las veredas. Mi corazón saltaba de pánico y espanto. Los gritos de los vecinos ahogaban mis oídos. Los minutos eran lentos y el tiempo se había detenido, su mensaje de messenger estaba en mis ojos. ¡Estamos en casa la beatriz, el javier y la abuela, ven tenemos fiesta!
Nos abrazamos y me dijo: - Gueón, gueón, eres maravilloso, eres maravilloso- mientras mis sobrinos me miraban como a un héroe.
-¡Mamá eres tan valiente como la esquina de Pedro de Valdivia con Francisco Bilbao!-