De a poco ella iba bebiendo la falsa medicina que hacía
grietas y despedazaba sus entrañas… en cada inhalación ella ignoraba que el diabólico
bálsamo entraba a su sangre desafiando a la señora muerte a dar su magistral golpe
final.
Aquél fantoche, era quién de a gotas proporcionaba la pócima,
antídoto de diosa, con la que encandilaba sus ideas y le construía castillos en
el aire. Profesional avanzado de la palabra y de la actuación, era su amo en
esta excitación.
Él sabía entretener a su infantil público, haciendo
mover a esta marioneta de piel suave, de pechos pequeños, de mirada brillante y
de afanes de aún jugar a las escondidas. Y que de tanto creerse el cuento intentaba
disfrazarse de mujer sensual, y más, sentirse apetecida.
Cada vez que traspasaba la puerta, ella, con muy poca
ropa y que además no era la adecuada a su edad, lo esperaba recostada en la cama
del hotel de turno.
Esto incitaba al cobarde varón a gritarle con los ojos inyectados de lujuria:
ríe y gime,
solloza y canta,
salta y danza,
besa y lame,
suspira y exhala,
arrincona y olvida,
odia y acaricia
ambiciona y consume
Y la lista era larga y cruel, pero a sus trece años
nadie la había instruido cómo distanciar, esto de hacer el amor o de vender
sexo, menos si el billete era la encomienda con alas que cada cierto tiempo remitía
a los suyos, y su madre inocente recibía sin preguntar la procedencia.
Fue así, que una fría mañana la encontraron tiesa como
la madera y fría como el cemento… con sus ojos abiertos, los que ya habían desistido
a mirar de manera inocente, y ahora inmutables miraban el campanario de la
Iglesia.
De su nariz ya no nacía el vaho que antaño era gracia,
cuando mostraba la magia a sus pequeños hermanos,
en las frías mañanas sureñas, donde la lluvia y los kilómetros de camino a la
escuela eran un juego lleno de risas.
Fue el satánico veneno que
de tanto viajar de afuera hacia adentro, que ahora resultó ser en serio y no en
juego, que le notificó a la muerte que hacía tiempo ya espiaba de cerca su
vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario