Y en la mesa
se desparramaron
los deseos y los sentidos
revolvieron el café
mirándose a los ojos
y en cada sorbo
deseaban beberse las bocas
y encontrar sus lenguas
cada sílaba era un bolero
cada risa de ella un violín
cada risa de él un contrabajo
los suspiros espantaron las mariposas
y las palabras seductoras ahuyentaron
a las palomas que buscaban
atrapar algún pedacito
de la galleta que adornaba
la taza de café
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