Eres soez, procaz, sencilla, cínica y doble.
Hurtas mis ruegos y eres solo mía.
Eres mi aplomo además de aguerrida y belicosa.
Envuelves mis sentidos y me alientas a estar de tu
parte.
Te resbalas por debajo de mi piel, te afianzas en cada
rincón y en cada vericueto.
Me avergüenzas.
Me intimidas.
Me haces tuya.
Me culpas.
Me escondes.
Me hablas groseramente.
Pero eres mi intimidad
Penetras mi mente y te entrometes en mi sexo.
Eres solo mía y a veces eres de a dos.
Te quiero despedir y te quiero acoger, pero ya fluyes por mi sangre.
Estás en mi razón y en mi ética, y te odio por eso.
Te guardo como secreto de estado y aunque a veces
quisiera publicarte en el peor pasquín.
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