Parada en el andén de tu amorosa excursión, mi impulso es subir a este tren y colmar los vagones de arrebatos y efervescencias, para ser la poseedora de todos los pasajes.
En cada estación y con
adorado frenesí besa cada paisaje de mi loca geografía, y en cada ramal busca colmar
mi fiebre con avidez, calor, deseo y pretensión.
En cada curva y recodo
descubre la delirante furia de la impaciencia y que seas mi viajero en esta
fantasía de intensas odiseas.
Te pido un recorrido
pausado y colmado de escalas, por esta travesía de apetitos y provocaciones, alucinando en los roces de cada
quimera, que seremos los felices pasajeros del éxtasis de esta aventura cegada
de fanatismo.
Como vagabundos de
este despropósito te apuesto una seducida fortuna, y deja que tus rieles nos
guíen como inexpertos viajeros del entusiasmo, para reposar en mis plácidos y
complacientes durmientes.
Arribando a la última
estación, contemplemos la soñolienta emoción del placer de viajar por el
cósmico de nuestros espejismos.
Qué de este tren no
desciendo jamás, porque así lo pediste, ser tu pasajera más importante.
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