En los deshechos que vuelan por las calles
podrías leer la melancolía de mi poema,
desde el grito desgarrador de la infamia
hasta la minuciosa descripción de una noche de amor,
y así con la invernal lluvia
mi prosa mojaría vuestro rostro
con tristes lágrimas que se elevarían como nubes.
En mi casa sin puertas ni ventanas,
escribiría infernales estrofas,
con la esperanza de ganar el cielo
serían los sonetos de mi muerte,
con disfraz de amargura,
que a pesar de éste
seguiría siendo yo misma,
aunque a veces no me reconozca en el espejo de la vida.
Y entonces en la desnudez de mi cuerpo,
gritaría la interrogante narrativa contra la vida:
¿Qué estoy haciendo yo aquí?
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