con desconocida ingratitud
y con indiferencia postergada.
Evocando recuerdos.
Despistando tatuadas huellas
que desconoció omisiones.
Que a besos arrinconó
en un desatendido exilio.
De Abandonadas caricias.
De manos descuidadas
indolentes a desacertadas tareas.
A omitidos encontronazos
desagradecido y negado desprecio
a tanto amor y benevolencia despistada.
Caricias relegadas a desconocidos rincones
donde el desuso desatiende el juicio.
Porque la deducción es signo de torpeza
en el dilema de la imprudente cabeza.
Que la amnesia con desmesurado extravío
ha enfermado al amante exiliado.
Que el destierro pierda la desazón
y la agitación descuide el delirio.
Cecilia Marticorena Z
Julio,2009.
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