Le propongo un romance de aventuras
con desasosiego y confusión.
Sin el malestar de la pesadilla
y con la intranquilidad del reposo.
Sin el resquemor de galanteos.
Con el anhelo impaciente
de la osada espera.
Cual poesía barata
de poema trasnochado.
Con la zozobra de lanzarse
a la aventura seductora.
Sin remordimientos ni aprietos
que de eso me encargo yo,
a probar tan agitado asunto
paladeando lo ilegal y lo ilícito.
Arriesgando la razón y la cordura.
Exponiendo la afanosa incomodidad.
Sin que cause disgusto el devaneo
y que la sosiega seducción
nos empape de impaciencia.
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