No me debes nada
ni la sonrisa de mis pesadillas
ni la incontinencia a mis deseos
ni mis dedos en tu espalda
ni las caricias a tu alma
ni el consuelo a tus erecciones
No abonaste
los puntos necesarios
en tu mezquino corazón
Y fuiste por la vida
debiendo pasajes de mil vuelos
del crucero por desconocidos mares
de cada travesía
que inventaste entre mis piernas
De la quiebra
me encargo yo
con mi pecado
con mi tristeza
con nostalgia
de un pasado
que se burló
Y con lágrimas
derramadas en la utopía
de amarte
entre la angustia de tu deuda
y mi necesidad de obtener retribución
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