La Poesía
del corazón se enreda en una discusión con el Poema de la cabeza, este último
no quiere dar su brazo a torcer, entonces la primera intenta complacerlo susurrándole
con la mejor invitación a disfrutar una noche de pasión.
Ella promete
convertir al melodioso poema con caricias
en un escritor con menos cabeza dura y así volver su pasión por las letras en fanático
amante de eróticas estrofas, y que éstas se pinten de color rosa.
Para a mí
esto sería una suerte de vida, ya que dejarían de ser transparentes a la mirada
de los ojos del hombre, a quién deseo persuadir para que traduzca el verso que
leo en sus ojos.