Venturoso fuiste
en el tránsito por tormentas y tempestades, y que prudente cautivaste a las
pasiones de esta agitada vida
Como una
flor sin conciencia, más sutil que tu sombra, flotando en el espejo del
pacífico mar, así fue tu vida, amante de la aflicción y de la alegría, como un
frágil sueño, dulce y tierno
Te desperté
esta madrugada con mi congoja, le sonreíste a mi pesadilla, e impalpable a mis
manos, levitando, regresaste al eterno sueño que interrumpí con mi memoria