Lo que no he
podido escribir termina por perderse en el laberinto del desconsuelo, mi mano
no alcanza a pulsar el teclado con la rapidez en que mis pensamientos sacuden
el recuerdo de ti…
Lo que he
podido escribir termina por extraviarse en la realidad de los que leen, por más
que pongo toda mi razón para que se les adhiera a la piel y permanezca en la historia
que me alentó a firmar…
Cuando
dedico mi tarde a la pasión de autografiar sobre tu cuerpo, las caricias terminan
en el papelero que espera en un rincón de la oscura pieza, y acumula miles de
hojas arrugadas por mi enfurecida mano, la que no logra apresar el pasado y arrinconarlo
ahora en el instante mismo...
Y sigo aferrándome
a vocales y consonantes, beso, acaricio,
abrazo, cobijo y maltrato cada frase y oración, las que se enredan en el
presente y no anhelan permanecer dentro de mi futuro…
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