Y le dieron
las llaves de la ciudad… y se preguntó para que le servirían, el anciano más
anciano le dijo:
Estas le abrirán las puertas de los mejores burdeles…
Estas le abrirán las puertas de los mejores burdeles…
y así fue que
creyó tener el amor asegurado…
Fue cuando
puso la llave dorada en la primera puerta y no tropezó con la boca y el sabor que
soñaba cada noche de insomnio en la soledad de su vacío cuarto, cuando se dijo
no que no volvería a llorar por una mujer.
Y las llaves, que utilidad les daría ahora, y dedujo
que debía volver para buscar al anciano y su recomendación.
Todo había
desaparecido, el escenario, el público y los homenajeados… del anciano, le
dijeron los vecinos que no lo conocían.
¿Habrá sido un sueño? se preguntó apretando las llaves en su bolsillo…
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