Enredados y
adheridos en sus manos quedaron los
vestigios y olores del día de ayer…de eso me preocupé al minuto que tomó las
mías. Yo quedé revoloteando entre su beso y su abrazo.
Me llevó a
su pasado, lo mostró sin ropajes, sin maquillaje, con el rostro limpio de cruda
verdad. Yo dejé a mi corazón guardar cada recuerdo de la vida misma y de su
valentía… que sólo vino a tomar el resabio de este sábado y de muchos más.
La
conversación fue vaporosa y simple… solo los detalles triviales de la
subsistencia misma, contadas por su boca, y lacradas a fuego con su mano
izquierda…
Yo solo
lloré con mi intuición y él con destreza secó la lágrima equivocada, que su
boca acarició a la cuenta regalarme un esquivo beso
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