Dibuja en tu cuaderno el viaje de regreso a mi cuerpo, y
escribe de puño y letra cada detalle sin hundirte en la incertidumbre.
Arrima tu barca al muelle de mis ilusiones, ancla tus sueños
a los míos y lava la cubierta de mis pesadillas.
Si a babor sientes palpitar mi corazón, dame un tormentoso
beso y naufraga en mi boca, que la marea se apresta a subir con resaca y luna llena.
Despliega las velas al viento que mi pelo volará y hará cosquillas al cercano futuro.
Aprieta fuerte tus manos a la quilla para pasear tus dedos por
mi espalda, que soltaré en tu oído el mejor de mis suspiros.
Ruega e implora que navegue en tus ojos y me deje guiar por ser mi diestro navegante que
surca los mares de mis orgasmos sin titubear.
Y así cuando mires al horizonte desde el más alto de los
mástiles, verás tu barcaza atravesar el infinito en el más próximo de los placeres.
Foto tomada en Buenos Aires por la autora