En mis íntimas
humedades
donde el rocío
encuentra tu placer
Y con remojo desparpajo
entre la niebla
del vapor de tu boca
y caricias
que precipitan en mi cuerpo
Con tus dedos empapados
cual tormenta de verano
que agolpa en mi piel
Borrasca que arremete
sin piedad
y aguacero
saturado de orgasmos
Un diluvio de caricias
y chubascos intermitentes
me aproxima
a la tormenta
Con exhalación
de rociadas mañanas
y el sereno de tus noches,
tempestades de danzas
y
murmullos de exhalaciones
que terminan en el amanecer
de tu condenada partida.
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