sábado, 7 de septiembre de 2013

Epístola mal escrita

Lo que no he podido escribir termina por perderse en el laberinto del desconsuelo, mi mano no alcanza a pulsar el teclado con la rapidez en que mis pensamientos sacuden el recuerdo de ti…

Lo que he podido escribir termina por extraviarse en la realidad de los que leen, por más que pongo toda mi razón para que se les adhiera a la piel y permanezca en la historia que me alentó a firmar…

Cuando dedico mi tarde a la pasión de autografiar sobre tu cuerpo, las caricias terminan en el papelero que espera en un rincón de la oscura pieza, y acumula miles de hojas arrugadas por mi enfurecida mano, la que no logra apresar el pasado y arrinconarlo ahora en el instante mismo...

Y sigo aferrándome a vocales y consonantes,  beso,  acaricio,  abrazo, cobijo y maltrato cada frase y oración, las que se enredan en el presente y no anhelan permanecer dentro de mi futuro…


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